Volverán a arder por nuestras calles toneladas de cera para llorar la Pasión y Muerte de Jesús Nazareno y su Madre Dolorosa. Entre toneladas de flores y mantones cubiertos de pedrería y oro, a hombros de cientos de costaleros penitentes.
Y desde Roma, en su homilía del domingo de Ramos de este año, el Papa Francisco denunciará la infamia y condena inicua de las autoridades religiosas y políticas contra Jesús, y esa misma infamia y condena inicua de la que son víctimas en estos mismos días tantos marginados y refugiados y de la que son culpables tantos que no quieren asumir la responsabilidad del destino de los mismos.
Mientras tanto, Europa diseñará una salida muy «sui generis» a la crisis de los refugiados aparcados sobre el barro y las charcas de Idomeni, mal comidos, sin techo, sin asistencia médica, o desembarcados en la isla de Lesbos, negociando el trasiego de los mismos a Turquía.
Y en nombre del Gobierno español, Mariano Rajoy dará el visto bueno a esta operación de la UE, alegando que España ha exigido y conseguido suficientes garantías del respeto riguroso de la legalidad europea e internacional y la exclusión de cualquier tipo de expulsión colectiva, y que su Gobierno considera la decisión de la Unión Europea al respecto como «un pacto razonable y sensato».
En desacuerdo radical con esta valoración de Mariano Rajoy, el grupo de IU del Congreso ha anunciado una querella criminal contra el Presidente Rajoy y el Consejo de Ministros, “por la denegación de socorro y trato inhumano y degradante de este colectivo » de los refugiados a los que se pretende devolver a Turquía.
Al parecer, el diálogo entre el Gobierno y las Cortes ha brillado por su ausencia en este choque de trenes que evidencia la denuncia del grupo de Izquierda Unida y que a su manera han repetido Compromís y Podemos. Como si el Presidente del Gobierno hubiera hecho caso omiso de la opinión de las Cortes y hubiese actuado «por libre» y bajo su cuenta y riesgo en el tema.
De hecho, Mariano Rajoy se ha despachado a gusto frente al terrorismo yihadista defendiendo la legalidad y honestidad de Europa y del mundo occidental ante los ataques de la yihad: «Todos los seres humanos que defendemos la vida, la libertad y la sociedades abiertas nos sentimos golpeados por quienes quieren acabar con ese modo de vida que hemos construido a lo largo de siglos de progreso y civilización…Nunca van a conseguir que renunciemos a nuestra libertad, a nuestra libertad y a nuestra forma de vida» se proclama en una declaración institucional de España con motivo de los atentados de París de noviembre de 2015.
Para Mariano Rajoy y su gobierno, la Unión Europea no tiene nada que reprocharse en su actuación con los refugiados, con el Tercer mundo, en la construcción de una sociedad de progreso y civilizada.
España, más exactamente el sector más conservador y tradicionalista de la sociedad española, seguirán a Jesús maltratado y crucificado por todas las calles entre música, velas encendidas y saetas desgarradas.
El Papa Bergoglio estará más del lado de las gentes como IU, Compromís y Podemos, que llevarán adelante su querella criminal contra el acuerdo suscrito por la UE que devuelve a los refugiados a Turquía.
¿Se ha vuelto comunista el Papa? ¿O quizá España ya no es tan católica como parecía?
España y la UE han perdido el norte y sólo siguen la brújula de EE.UU. Repetimos sus «mantras», seguimos sus «indicaciones» y, si es preciso, como se viene haciendo en Naciones Unidas, tergiversamos el Derecho Internacional y los tratados que hagan falta. Europa, como ya ha denunciado alguien tan poco sospechoso como José Manuel de Prada, se ha convertido en una colonia más del imperio y nuestras instituciones europeas y nacionales dicen ¡amén! a todo lo que se sugiere, propone o impone desde el otro lado del Atlántico. ¡Qué pena de la Cultura, de la Historia, del Pensamiento europeos, comprados a golpe de «copyright»! El único líder mundial es el Papa Francisco que dice las verdades como puños. Veremos cuanto tiempo le dejan hacerlo.