Desde la atalaya de las concentraciones y manifestaciones de los Pensionistas de toda España se aprecian dos respuestas de los partidos políticos en direcciones opuestas. Unos que sí, otros que no, otros que «que se jodan», otros que con cuentagotas…
Desde la atalaya de la Ley de Memoria histórica y su aplicación se aprecian igualmente dos posturas contrapuestas, una que se enorgullece de no haber dado un duro para cumplirla y oponerse a todo intento de ejecutarla, y otra que presiona y arriesga para aplicarla: abrir fosas en las cunetas y en el Valle de los Caídos para dar a los muertos una digna sepultura y borrar nombres de plazas y calles dedicadas a personajes destacados del Golpe militar.
Desde el conflicto envenenado y disparatado de las autonomías de Cataluña y otras comunidades históricas hay una idea descentralizadora en la línea de la Constitución, y otra en dirección contraria que intenta frenar e impedir con leyes, decretos y sentencias judiciales ese proceso. Y lo curioso es que tanto frenan ese proceso los que quieren más de la cuenta como los que se empeñan en que no se toque nada de lo que está en vigor…
Desde las democracias municipales y desde los gobiernos de las autonomías algunas invierten en liquidar las deudas de gobiernos y ayuntamientos anteriores y aliviar las cargas de los vecinos o ciudadanos, mientras otras en sentido contrario siguen con un derroche de gastos suntuarios y favores a amiguetes, de «tresporcientos» de recarga para una cierta contabilidad «B».
Se financian las ruinas de autopistas absurdas con cargo al erario público para favorecer a los que se forraron al construirlas. Se invierten fondos públicos en la defensa de chorizos y corruptos, se hace la vista gorda a los paraísos fiscales tipo Panamá y Bermudas y muchos más, o se les perdonan los robos a la Haciendo pública con cariñosos azotes en el culo. mientras otros grupos políticos ponen el grito en el cielo porque siempre les toca pagar a los robagallinas, pensionistas y chiquilicuatres.
Hay una reforma laboral en vigor, y otra más favorable a los derechos de los trabajadores archivada «sine die».
Se perdonan a la Iglesia católica los impuestos que pagan todos los ciudadanos, pero no faltan algunos grupos políticos que denuncian estos privilegios por ilegales e inconstitucionales.
Se está favor del derecho a decidir por una muerte digna, pero algunos grupos políticos defienden a capa y espada el veto de la Iglesia católica…
Se lamenta por todos la contaminación de las ciudades, el consumo de petróleo que nos arruina a ciudadanos y economía nacional, el escaso o nulo apoyo del Estado a las energías no contaminantes mucho más baratas como la solar o la eólica, tan abundantes en España.
Entre estas dos concepciones de la democracia hay una línea sinuosa en la que unos mantienen posturas aperturistas claras y netas en todos los casos, y otros se mantienen inflexibles en lo que hay, y en esa zona indefinida se balancean algunos grupos políticos que prefieren dar una de cal y otra de arena, jugar a favor del capital con el mayor disimulo posible para no perder clientela de votantes. Y de paso vociferar a los de la acera de enfrente de populistas, venezuelanistas, iranistas, etc, etc. Detalle este muy del agrado de un tal Trump, señor del universo neoliberal…
Detrás de este gran teatro de la política y la democracia está una disyuntiva. O se está al capricho de los poseedores del capital, o se está al derecho sagrado de todos los ciudadanos a una vida digna y unos ingresos suficientes para lograrla. No hay componendas posibles ni cataplasmas ni ungüentos para poner una vela a Dios y otra al Diablo. Alguien lo dijo hace tiempo: «No se puede servir a dos señores…» etc, etc…