
El 20 de octubre de 2020 le presentó al Gobierno de España una moción de censura el partido de la ultraderecha —VOX— con el Sr. Santiago Abascal a la cabeza. El resultado de aquella moción fue un fiasco, pues no contó con el apoyo de ningún partido. Quedó demostrado qué tipo de intereses había en juego, que no eran otros que echar del poder al PSOE de Pedro Sánchez y marcar las posiciones de los grupos de la derecha en la política nacional. El juego estaba claro: marcar diferencias entre PP y VOX, igual que ya ocurrió anteriormente entre el PP y C’s. Y, por encima de todo, el deseo irrefrenable de manejar y controlar el poder y todo lo que lleva consigo el mismo.
En aquella ocasión el Partido Popular, encabezado por su entonces presidente Pablo Casado, se negó a seguir el juego a Abascal y a VOX; el argumento fue que la moción se la presentaban al PP y a Casado, quedó claro que VOX lo que pretendía era adquirir el mayor protagonismo posible y convertir a Abascal en jefe de la oposición.
Aquella jugada política ni consolidó a Abascal en jefe de nada ni de nadie y el PP de Casado no consiguió rédito político alguno. Si lo que se pretendía era desgastar y liquidar al Gobierno Frankenstein (tal y como le denominan los que no soportan no tener el gobierno en sus manos) se equivocaron pues este salió indemne y el efecto fue lo contrario: salió reforzado ante la división, las luchas y las contradicciones de la derecha.
El Partido Popular presidido por Pablo Casado votó un «NO» rotundo; Pablo Casado quiso dejar claro que solo él era el jefe de la oposición y que no estaba en la sintonía patriótica de VOX devolviendo a España a los años cincuenta. No solo declinó la oferta de sumarse a tal operación, sino que además en sus intervenciones atacó y reprochó a Abascal que ese no era el camino que el PP elegía para cambiar el Gobierno de la nación española. El plan del PP era ganar en unas elecciones sabiendo que estarían por encima de VOX. En realidad seguimos sin saber cuál es el plan y el camino que tienen en mente para cambiar la realidad política de nuestro país.
Pues bien, la ultraderecha ante el fracaso de aquella moción fallida, nuevamente con el apoyo político de lo más rancio del país, vuelven a intentarlo y para ello eligen, nada más y nada menos, a un candidato que fue un miembro destacado del partido comunista de España, un ilustre catedrático de economía y político, que hizo oposición al franquismo allá por los años cincuenta, hablamos del Sr. Tamames, un respetado intelectual al cual la mayoría de críticos, tanto de derechas como de izquierdas, le profesan un gran respeto.
El candidato que acumula en sus espaldas nada más y nada menos que 89 años, necesitó que se le adaptara un lugar en la bancada de VOX. Abascal le cedió su sillón, ya que dada su edad y estado de forma, al Sr. Tamames le resultaba difícil moverse por sí mismo por el hemiciclo, teniendo que ser ayudado en todo momento por un ujier y por sus camaradas de moción para poder moverse. Durante las réplicas, algunos de sus oponentes tuvieron que repetirle con lentitud y en voz alta las respuestas a su teórico programa y a sus paternales consejos.
Días antes se había hecho un gran despliegue propagandístico del acto, de lo que sería la magistral intervención del economista y político Sr. Tamames. Otrora todo un comunista de pies a cabeza, reconvertido ahora a las derechas más conservadoras y como candidato de la moción de censura a un Gobierno socialista coaligado y compuesto con partidos nacionalistas y grupos radicales de extrema izquierda. Se esperaba que aquello iba a ser todo un revolcón al Gobierno Frankenstein mocionado, pero no, aquello convirtió la cámara baja en un espectáculo más acorde con las tertulias y debates que se celebraban antaño en el Café Gijón de nuestra capital madrileña, un arcaico acontecimiento que dejo bien sentado que el viejo profesor pertenecía a otra época.
Con su discurso que, por cierto, ya había sido filtrado días antes en la prensa, el Sr. Tamames vino a decirnos y aclararnos entre otras cosas que la guerra civil comenzó en el 1934, que el año 1956 se produjo la rebelión estudiantil, que fue el año de la Reconciliación Nacional comunista; hizo referencia a su paso por la cárcel junto a otros por desafectos subversivos al régimen franquista. Que una vez muerto Franco y su régimen fue participe en la ley para reforma política, participó en las elecciones de 1977, colaboró en los pactos de la Moncloa y la Constitución de 1978. Situaciones y hechos que fueron una lección del bien hacer a Europa y al mundo entero.
Habló de una España indivisible, también de la influencia de los partidos nacionalistas para aupar en el Gobierno a PP y PSOE, habló de la constitución, de la bandera, y de la necesaria reforma de la Ley electoral, como si él no hubiera aceptado y participado en el modelo que rige en la Constitución española de 1978, dijo que no consideraba que hubiera que cambiar o modificar la Constitución, pues entonces ¿cómo pretende cambiar la ley electoral? Habló de su contribución a través de los años como catedrático de Economía y como técnico comercial del Estado y, por si alguien no lo conoce todavía, habló de su libro “Estructura económica de España», que ya va por su 26ª edición; por cierto, ya ha puesto a la venta su discurso en la moción de censura por 4,75€.
En fin, habló de la España de antes, de las bondades de los personajes que llevaron a cabo la Transición, de limitar la influencia de Europa y de la globalización en la que estamos inmersos obligadamente. En realidad, su programa como candidato se redujo, marcado por la melancolía, a enumerar viejas batallas y a reprochar y reprobar al Gobierno actual de todo lo que viene pasando en España desde hace años, como si estos fueran los únicos culpables de lo que ya venimos arrastrando desde 1975 e incluso antes.
Lo que no hizo fue lo que todos esperábamos, detallarnos un verdadero y eficaz plan de Gobierno para llevarnos a una España unida y en paz, unas medidas que garanticen el progreso de una forma ordenada y, cómo no, librarnos de los nacionalismos radicales sin que tengamos que pasar nuevamente por otro bipartidismo como el hemos sufrido durante años y que ha inundado de corrupción y clientelismo oportunista el sistema democrático. De eso ni media palabra. De lo demás, ya sabemos todos de sobra lo que pasa y porque pasa.
El año 2023 pasará a la historia como el año en que VOX , un partido de extrema derecha trató de lanzar su propia versión de la Reconciliación Nacional a través de un candidato que perteneció al Partido Comunista de España, y que lo ha puesto para hacernos creer que todos podemos convivir sin distinción de colores ni raza. Pero la realidad es otra muy distinta.
El mensaje que nos ha querido trasmitir VOX no es otro que «tus ideas, tu pasado y tu visión del franquismo no nos preocupa lo más mínimo, lo que nos interesa es tu aversión a Pedro Sánchez, a Podemos, a la izquierda en general, a los independentistas, a los sindicatos y hasta a los ciclistas urbanos, los veganos, los animalistas y, a todo el que se mueva en contra del IBEX-35, de las multinacionales y los grandes empresarios, de los Bancos y grupos financieros»; el ofrecimiento es claro, «estamos dispuestos a ser tu partido, aunque no coincidas al 100% con nosotros». Objetivo principal de la moción: destruir un Gobierno que, guste o no guste, es constitucionalmente legal y válido y que aquí lo que en realidad está en juego es controlar el poder, no hay programas que valgan, solo controlar el poder, «que por cierto, da mucho —demasiado— de sí», ya nos entendemos…
A pesar de los posibles desacuerdos existentes entre VOX y el Sr. Tamames como protagonista de la Transición, defensor de las autonomías, amigo de la plurinacionalidad y de sus amigos catalanes, defensor del cambio climático, etc. ¿Qué mejor estrategia para VOX que esta, en su deseo de crecer y ampliar su implantación y su base social? No han dudado en llevar adelante —a pesar de que como consecuencia de ello haya generado el desconcierto en parte de su electorado más ideológico— la decisión de poner como candidato para la moción de censura a un excomunista, represaliado por la dictadura.
El Sr. Tamames fue comunista, como él muy bien explicó, porque en aquellos años solo había una facción que luchaba contra la dictadura y esta era el PCE. Hay que tener en cuenta que tanto desde “ayer” como a día de “hoy” todo el que se atreve a cuestionar a la derecha es convertido de inmediato en enemigo de “su España” y tildado de comunista y rojo, no hay tu tía, es una simpleza, pero es lo que hay. El Sr. Tamames es un reconocido economista, pero como político fue bastante mediocre, quizás su agrio carácter le impidió llegar más lejos. Los que lo conocen, lo definen como un verso suelto…
¿Qué ha supuesto esta moción?
La intervención del candidato Sr. Tamames ha sido lamentable. El supuesto programa de Gobierno que debía de traer, como era de obligación, ha brillado por su ausencia. A través de su intervención no ha dicho nada que pueda asemejarse a un programa de Gobierno y, por la forma en que se ha expresado y ha desarrollado algunos de sus consejos, podemos pensar que el candidato no ha cumplido con los requisitos que la Constitución exige a todo el que adquiere y asume el encabezamiento de una moción de censura. Podemos recordar cómo en anteriores mociones que fueron presentadas, sí que hubo un programa a debatir una vez que lo había expuesto el candidato en la cámara.
Ramón Tamames, ha puesto de manifiesto que no estaba en condiciones de ser el protagonista de una moción de censura como lo habían sido los cuatro candidatos que lo intentaron con anterioridad. En realidad, yo creo que ni lo pretendía.
El Sr. Tamames no ha sido capaz, no ha querido molestarse o quizás ha creído que con sus años y experiencia le bastaban para construir sobre la marcha un programa de Gobierno sobre el cual se desarrollara el debate. Debemos suponer que el Sr. Tamames es conocedor de que, en una moción de censura, el candidato tiene el derecho para centrar los términos del debate y el Sr. Tamames pretendía dejarnos su discurso y, tras alguna leve réplica, despachar la moción. El plan previsto trataba de que el viejo profesor, por edad, conocimientos y experiencia, dejara en el más de los absolutos ridículos a los ignorantes gobernantes, pero el tiro les salió por la culata, a él y a los que lo llevaban en volandas.
En la exposición de su programa, el candidato debe dejar clara la dirección que tomarán las políticas del país, para ser debatida por los demás partidos y una vez acabado el debate, si ha conseguido, convencer a la mayoría con su programa y proyecto, sumados los votos necesarios ser investido como el nuevo presidente y, por consiguiente, nombrar nuevo Gobierno.
El Sr. Tamames no ha respondido a las críticas a las que su teórico “programa” de Gobierno ha generado. En algunos casos se ha limitado a balbucear con algunos consejos a sus interpelantes, alegó que la moción se había convertido en un enfrentamiento entre enemigos y no en una charla de amigos; dio la sensación de que no es consciente de la realidad política y social que vivimos actualmente.
El viejo profesor era conocedor de la inutilidad de su moción de censura al Gobierno y por lo tanto su autosuficiencia le llevo a dedicar poco tiempo a prepararse un programa; la sociedad actual no tiene nada que ver con la de los padres de la Constitución y la Transición en la que él mismo participó, dio la sensación, o quizás lo hizo a propósito, de la templanza y bondad con la que ha afrontado su intervención y los momentos actuales que vivimos. Como se decía en mi pueblo: «da lo mismo ocho que ochenta». ¿Cómo es posible pasar de estar en la cárcel condenado por razones políticas, por luchar por la libertad y la pluralidad del pueblo contra un régimen totalitario, a ser cabeza de lista de un partido que defiende y representa los mismos postulados que fueron el motivo por el que lo encerraron a él y a otros muchos?
El Sr. Tamames sabe seguramente que segundas partes no fueron buenas nunca, por lo que debería dejarse de revisar viejas historias; como él mismo dice «la historia es para los historiadores». El mundo ha cambiado considerablemente, ya no funciona como antes y la política tampoco. Él se supone que lo sabe.
Está bien adoptar el papel de patriarca y aconsejar a los «jóvenes», pero una cámara como el Congreso de los Diputados es algo distinto a una clase de colegio o una reunión de nostálgicos que añoran o desean recuperar tiempos pasados y, sobre todo, para los que perdieron el tren y pretenden recuperarlo llevándonos de nuevo al pasado «tiempos pasados fueron mejores» Los tiempos son lo que son en cada momento en los que los vivimos y lo que hay que hacer es aprender de los errores y no tratar de repetirlos con caras distintas. Los tiempos cambian, lo que no parece que cambie es la estupidez y la torpeza humana.
Qué maravilla la estampa que quedó al final de la moción, delante de la tribuna de oradores, todo el grupo de VOX con el Sr. Tamames en el centro, bien arropado, dando vivas a España, como en los mejores tiempos del régimen franquista. ¡Qué paradojas nos ofrece la vida!
Como punto final saco la conclusión de que VOX se ha equivocado y, quizás, lo pagará también el PP y Feijóo por su cobarde ausencia. Ya ha dejado claro el valor que tiene para afrontar temas de la importancia de una moción de censura, aunque sea desde la tribuna o atendiendo a los medios en los pasillos del hemiciclo.
El Gobierno respira y toma aire y la izquierda suma una nueva política de valor como Yolanda Díaz, que posiblemente dará mucho que hablar.
En realidad, creo que esta ha sido nuevamente una moción a la ciudadanía que sigue sin reaccionar y continúa ausente de la realidad que la domina.
Parece que es conveniente insistir en lo que es una moción de censura como la planteada por «Vox». Es un instrumento de control al gobierno desde el lesgilativo, Es legítima y supone un aldabonazo entre tanta «anomia» (Dalmacio Negro) social y política a la que importa más la cantidad (Tocqueville) que la calidad. Una cantidad que viene de un sistema electoral INCONSTITUCIONAL que sirvió en su momento, pero que vulnera el artº 14 de la C.E.
¿Qué decir de un ejecutivo cesarista que ocupa la totalidad del estado, vulnerando derechos constitucionales, estableciendo nuevos y aberrantes enfrentamientos sociales y sirviendo al capitalismo mundial en sus intereses? Spengler lo advirtió a pps. del siglo XX en su «Decadencia de Occidente».
Todavía no nos hemos dado cuenta de lo antiguos que nos hemos quedado repitiendo una y otra vez las «izquierdas», «derechas» y sus derivados. En estos momentos sólo hay una lucha de hegemonías económicas donde la su`puesta izquierda se ha aliado con las oligarquías capitalistas de siempre y las de nuevo cuño. Los ricos de la costa este americana utilizan a los gobiernos títeres preparados para el gran experimento social de sometimiento a las élites (Davos) donde sólo cabe el globalismo como religión y dogma político mesiánico para destruir lo consttruido con tanto esfuerzo, contra la gente que sólo quiere vivir en paz y armonía.
En fin, algunos creemos todavía que la democracia es algo más que juegos prohibidos, cambalaches y prestidigitación que es lo que parece defender el artículo.
Un saludo.