Puigdemont da un paso al lado. Mas non troppo. Lo hace “provisionalmente” y apunta a Jordi Sánchez, otro imposible. Además, exige ser reconocido como “presidente en el exilio” y pretende crear “estructuras paralelas” en Bruselas. Vamos, que no quiere ser un presidente florero.
El presidente de la ANC, Jordi Sánchez, es otro imposible por estar encarcelado. La única manera de resolver la incógnita es que el Supremo le de vía libre al asaltante del coche patrulla de la Guardia Civil. De esta manera, ‘Puchi’ vuelve a colocar la pelota en el tejado del Supremo. Estirando el chicle.
En su estrategia de ‘internacionalizar el conflicto’ también demandará a España ante la ONU. Y lamentablemente seguramente habrá quien le escuche. Otro mazazo gratuíto a la ‘marca España’. Un intangible que se traduce en menos inversión extranjera y mayor dificultad en las exportaciones. Gracias.
Más allá de la gobernabilidad de Cataluña, se encuentra la ausencia de relato por parte del gobierno español. La respuesta de abogados del Estado se ha revelado como insuficiente e increíblemente ni hay plan B ni se le espera.
Mientras los jubilados mantienen su personal pulso al gobierno reclamando “pensiones dignas”. Era el gran colectivo social que faltaba por movilizarse. Y probablemente llegó para quedarse. Son muchos, votan mucho y sólo tienen un criterio de voto: su pensión. Ya está planteado un pleno monográfico y el Pacto de Toledo. Así que mucho me temo que avanzaremos hacia la gerontocracia.
¿Qui prodest? Los votantes de Podemos son mayoritariamente jóvenes. Le pasa lo mismo a Ciudadanos. Así que probablemente este movimiento ‘espontáneo’ permita apuntalar a un PSOE que estaba en caída libre. La veteranía es un grado.
