Ruido, playa y sol

Por
— P U B L I C I D A D —

Me asomo a la ventana y veo los tejados de Madrid. Para alguien que se ha criado en Barcelona resulta sorprendente esa imagen de pueblo grande que desde las alturas se recibe, acogedora y nostálgica si no fuera por el azul radiante con el que la primavera lo enmarca. Con esa sensación entro a la ducha tarareando canciones que nadie reconoce. Más tarde pongo la radio. El ruido del secador impide enterarme de noticia alguna. Creo distinguir algo que suena parecido a la palabra elecciones, tal vez por eso el ruido es lo más adecuado, ¿con qué si no trufan los políticos estos días todos los espacios?

Salgo recelosa. Me han contado que los candidatos andan sueltos en parques y jardines calentando sonrisas y abrazos. Unas prometen un Tinder casto, tanto que hasta en otra época sería de obligado uso y disfrute. Otros dicen que el futuro de Madrid está en las playas. Vaya, vaya, aquí no hay playa, sigo cantando desde que asomé a la juventud, especialmente a deshoras en las madrugadas de fin de semana. Hay quien, por mucho que enseñe dientes, dientes, pensando que es lo que les gusta, aunque a mí me asusta, sigue teniendo el gesto de arma figurada en la mano con la que se dirigió en su parlamento, eso sí, con perspectiva de género, no nos la líe el heteropatriarcado. Incluso alguno lleva escrito en el interior del brazo, en modo chuleta, su nombre apellido y el partido al que representa, no vaya a pasarle como al resto de ciudadanos: ni lo conocen ni lo recuerdan.

Y qué calor hace para contar votos, especialmente ahora que hay más partidos de la izquierda que madrileños en la izquierda. Ni suman ni restan, los mismos son que son los mismos. Tuyo, mío, yo lo vi primero. ¿Y tú de quién eres? De Manolito. Pero si Manolito no se presenta.

Por cierto, he perdido el plastidecor naranja, no sé si para siempre. Ya no está en su caja.

Entro en las redes a buscar las últimas encuestas con tan poca emoción en esa tierra donde nunca se pone el sol para Isabel Ayuso que decido ver en bucle la coronación de Charles. Estoy buscando sus orejas, esas que los rizos de algodón han dulcificado.

Me asomo a la ventana. Sale el sol.


FOTO: Mikkel Kvist en Pexels

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.