La crisis de liderazgo político

La crisis de liderazgo político
Por
— P U B L I C I D A D —

Al final de la década de los años 60 el Informe FOESSA mostró ratios del desarrollismo durante la última década del régimen de Franco: los hogares con frigorífico habían pasado del 4% al 65% y con televisor del 1% al 60%. El número de estudiantes de bachillerato, que no llegaban a 500.000 en 1960 se habían triplicado al final de la década. En paralelo el trabajo en el campo se redujo veinte puntos, los mismos que creció el empleo en la industria y los servicios. Tales cambios trasladaron a las ciudades a más de 4,5 millones de familias. El agua, nuestra carencia ancestral, se regulaba con escasos pantanos que embalsaban 4.133 hm³. En el año 1975 los pantanos construidos habían multiplicado por nueve (38 819 hm³) el volumen de agua.

Ahora que la izquierda quiere imponer su relato con una ley de memoria, hasta el extremo de insultar a la inteligencia de tantos españoles vivos, no está de más extraer estos datos, sobre todo porque la transformación de España fue base esencial de la Transición, en la que una clase política forjada en las estructuras de poder del propio régimen (Torcuato, Suárez, Fraga, Areilza, Martín Villa) y otra en la oposición (Felipe González, Guerra, Tierno, Ridruejo, Tamames) mostraron alta calidad de liderazgo. En la lista faltan muchos nombres, pero no admite comparación con la actual nomenclatura.

Veamos el panorama de la izquierda: El PSOE, protagonista esencial de nuestra democracia, ha caído en manos del controvertido Pedro Sánchez, al que dejo sin comentario porque escrutinios más certeros lo analizan a diario. Pero sí quiero detenerme en los nietos de la dictadura que apenas la vivieron, pocos la sufrieron y menos la combatieron. Han liderado la fundación de Podemos con Pablo Iglesias como arquetipo, profesor de Ciencias Políticas que en su libro Disputar la Democracia desvela su admiración por Lenin, sin una palabra para los millones de víctimas en Rusia tras la revolución leninista. Un perfil similar ofrece Juan Carlos Monedero, el colega captador de fondos, también profesor de esa misma Facultad que inocula marxismo a muchos de sus titulados. Monedero ha escrito que Mao sacó a China de la Edad Media, cuando la Edad Media fue el momento esplendoroso de China. Vale que lo ignore, pero sí debía saber que durante el “gran Salto Adelante” entre 1958 y 1961, Mao provocó la muerte por hambre de millones de chinos. Nos falta Iñigo Errejón, que antes de su enchufe como becario tuvo otro mejor: enviado a la Universidad de Los Ángeles en California recomendado por su decano de la Facultad, disponemos del juicio de su tutor John Agnew (entrevistado por ese tiempo en El País): “Errejón era un tipo con la visión limitada de marxista férreo, aunque allí adquirió una percepción más compleja del mundo”.

Queda por analizar el espacio de la derecha, dividida en tres siglas desde la etapa de Mariano Rajoy, al que se le han dedicado calificativos de irresoluto y timorato. Como ya es pasado dejémoslo ahí, aunque el crecimiento de Ciudadanos en su día y la aparición de VOX pueda atribuirse a su falta de liderazgo para aglutinar el centro derecha. Veamos cuál ha sido la evolución del PP que ha contado en su mejor momento con la mitad del electorado, si excluimos a los nacionalistas, a los que una ley electoral mal concebida da siempre oportunidad de chantajear con sus votos al gobierno de España, a fin de obtener beneficios. Para explicarlo debo ceder la palabra en modo virtual al mejor conocedor de sus engranajes, el periodista Graciano Palomo que acaba de publicar un libro, Siete días de furia y puñales, explicando lo ocurrido durante la semana en que Pablo Casado fue eliminado políticamente. El autor relata cómo se hacen con el poder unos militantes de Nuevas Generaciones, sin apenas experiencia curricular, pero curtidos en prácticas conspiratorias que incluyen habilidades propias y capacidad de observación para aprender de las de sus mayores. La fea lucha por la sucesión entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal posibilitan que Casado entre en liza, estimulado por la idea de que el odio que se profesan le beneficiará si una queda tercera en votos, pues el desempate ha de dirimirse entre los dos primeros. Y sale vencedor con Teodoro García Ejea de secretario general.

Graciano aporta una clave: nada más asumir la secretaría general. Teo, nombre de brega, hace suyo el lema “al enemigo ni agua,” solo que para él los enemigos están dentro del PP. Por tanto, se aplicará a depurar y controlar. Respetará Galicia porque meterse con Alberto Núñez Feijóo son palabras mayores, pero entra a saco en Valencia, Extremadura y Andalucía. Para este ingeniero, escaso de inteligencia emocional, solo existe la noción cuartelera del ‘ordeno y mando’. Cuando logra eliminar a Cayetana Álvarez de Toledo ésta lo retrata con agudeza: “estilo teodorocrático”. Cuando se produce el gran éxito de Isabel Díaz Ayuso es Teo quien la ve como una amenaza y convence a Casado de que constituye un peligro para él. García Ejea es un ejemplo de los que muchos ignoran y es que un buen coeficiente de inteligencia matemática no garantiza aptitudes de líder, pero la culpa de Casado no es menor: “he delegado todo el poder en Teo”. De nuevo una evidente muestra de liderazgo mediocre porque la responsabilidad no es delegable y porque, en todo caso, la acción de delegar conlleva mantener el control. No hacerlo así es abdicar y eso es lo que llevó a los barones territoriales a entregar el poder a Núñez Feijóo, cuatro veces victorioso en Galicia. Forjado en la toma de decisiones y con larga experiencia: “tengo sesenta tacos cumplidos, no estoy para bromas”, dijo en su discurso de proclamación. El colofón esperanzador que deja Graciano, gran cronista del centro derecha español, es que el PP tiene por fin un liderazgo sólido.

1 Comentario

  1. La falta de líderes reales no afecta sólo a la política española, sino que trasciende a la de conocemos como «Occidente» o mundo desarrollado. Desde hace años los líderes no surgen del esfuerzo o el trabajo en instituciones de formación específica, sino de «saber moverse» en el ámbito interno del partido o del activismo. Tecnocracia frente a supuesta ideología. A estas alturas, cuando salvo algún despistado, nadie cree en el idealismo sino en el pragmatismo, surgen los «listos» casi siempre apoyados externamente (es cuestión de ver sus antecedentes) por quienes de verdad tienen el poder. Son simples marionetas a los que mueven los hilos.
    Tampoco se libra de ello el conjunto institucional de la UE, sujeto más que al pluralismo y diversidad de ideas y opiniones, al patrón establecido desde EE:UU. desde la 2ª G.M. (que no es precisamente ejemplo de democracia a lo largo de su historia y que ha conseguido una sociedad enferma, como ya lo somos también en Europa (la propaganda hace estragos).
    Puede que se perciba en el Sr. Feijóo por parte de algunos un liderazgo sólido en el PP (que no es centro derecha, sino uno más de los trampantojos para desavisados). «Por sus hechos los conoceréis» dice la Biblia. Pues bien, los conocidos hasta ahora en Galicia no auguran ninguna novedad y el PP será más que oposición, muleta válida para la continuación de Sánchez y sus «agendas» globalistas (salvo con Díaz Ayuso que es un verso suelto ajeno a la «corrección política»). Moreno Bonilla es otro ejemplo de sumisión a las delirantes teorías y a las instrucciones recibidas. Por eso les han colocado.
    Un cordial saludo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.