Musulmanas en la política española

Nagua Alba
Serralaitz
Por
— P U B L I C I D A D —

Mujer, musulmana, inmigrante: tres barreras casi infranqueables que debe superar la ciudadana del mundo para acceder a participar en la vida política de nuestro país. Tanto como decir, para algunos/as, una esperanza y una promesa de mayor democracia, y para otros/as, un riesgo de romper la unidad monolítica de una España católica, una cultura uniforme, un Estado debidamente cohesionado dentro de la UE.

Iglesia Viva, una revista de signo cristiano, ha recogido en sus páginas la crónica e historia del esfuerzo de las mujeres musulmanas en España, de la pluma de la musulmana neo-conversa Natalia Andújar, enseñante en la Escuela de Formación Halal, de Córdoba.

La lista de mujeres musulmanas que han accedido en procesos electorales a cargos públicos, ayuntamientos, parlamentos autonómicos y otros deja constancia del esfuerzo y del avance conseguido por las mujeres musulmanas en participar en la política española.

La Constitución de 1978, seguida de la Ley Orgánica de Libertad religiosa de 1980, y del Acuerdo de Cooperación entre el Estado y la Comisión Islámica de España en 1992, abrieron la ruta para esa participación. Aunque, todo hay que decirlo, la legislación que emanó de estas fuentes favoreció más a los hombres musulmanes que a las mujeres, dado que el Estado se aclimató a la estructura de las instituciones islámicas marcadamente machista.

Dos eventos más bien anecdóticos contribuyeron entre tanto a despertar la ira de las mujeres musulmanas: en 1985,la ley de extranjería negaba a las mujeres melillenses y ceutíes la ciudadanía española, y en un alarde de genio y activismo democrático, las mujeres melillenses consiguieron el reconocimiento de la nacionalidad española tanto en Melilla como en Ceuta.

En 2004, un imán de Málaga fue encarcelado por malos tratos, incidente que se hizo más grave a raíz de la publicación de un libro en el que se sugería que el Corán considera lícito que los maridos peguen a sus esposas. Ambos incidentes dieron lugar a una amplia reacción de las mujeres musulmanas, frente a la de ambientes masculinos musulmanes que defendían la violencia contra las mujeres.

En todo caso, ahí están a día de hoy las cifras de la red de asociaciones de mujeres musulmanas. En el registro de asociaciones figuran inscritas 1527 entidades religiosas, Así como 44 federaciones islámicas, ninguna presidida por una mujer. Del lado de la mujer musulmana, Mariam Isabel Romero preside la Junta islámica y es Directora del Instituto Halal; Amparo Sánchez ha presidido durante un tiempo preside el Centro Cultural Islámico de Valencia; Mariam Cuenta es presidente de la mezquita de Ávila.

Los Congresos de Mujeres musulmanas se suceden casi todos los años en Barcelona, Córdoba, Valencia, reivindicando una mayor presencia de las mujeres en las mezquitas y en las oraciones, una mayor libertad religiosa, una mayor formación, y un trabajo de diálogo y colaboración con mujeres no musulmanas.

La lista de musulmanas aupadas por los votos de la ciudadanía a cargos públicos se alarga de año en año. Y en esto las mujeres no nacidas en España superar a las de apellidos españoles. En 2005, Salima Abdeslam Aisa plantó por primera vez en las Cortes su velo y su indumentaria árabe desde Melilla, y la diputada del PSOE por Ceuta Fátima Hamed Ossein obtuvo también su escaño en el hemiciclo. Detrás de ella, por Ceuta también siguió la diputada Mayda Daoud.

En Badalona, el año 2015, frente al PP de Xavier García Albiol, la concejala Fátima Taleb, de la mano de Guanyem per Badalona, del Podemos local, consiguió para su partido la alcaldía.

La palestina Rosa de Falastín Mustafá Ávila es diputada de las Cortes valencianas desde 2014. Y en Euskadi, Nagua Alba, cuyo nombre de origen es Nayua Miriam Goveli Alba, ostenta el cargo de secretaria general de Podemos-Ahal Dugu de Euskadi, y de diputada. Por cierto, que la directiva de Podemos Euskadi prefiere vestir a la europea, detalle éste que muchas mujeres musulmanas asumen también, en un intento de desmitificar el simbolismo de unos ropajes que no deberían marcar distancias ni definir o negar identidades.

Natalia Andújar, en este reportaje, ha tenido interés en recoger este texto de un libro sobre «La Soberanía de la mujer en el Corán» este comentario que da un mentís rotundo a la leyenda negra del dominio del hombre sobre la mujer en la doctrina de Mahoma: «El texto coránico, lejos de ser misógino, de hecho, en aquellas esferas en que difiere de la experiencia vital de varones y mujeres, lo que hace es tomar a la mujer como el ser humano básico y al varón en función de ella, en lugar de considerar que el varón es la medida del ser humano de la que se debe partir y que es la mujer la que debe igualarse a él».

A su manera, el poeta francés Louis Aragón dice lo mismo en este verso-estribillo:

«La mujer es el porvenir del hombre».

Eso, la mujer musulmana es el porvenir del Islam y de su encuentro con el mundo occidental.

Serralaitz
Serralaitz, el seudónimo usado por el autor en atención a su lugar de nacimiento, es un localismo que corresponde al nombre dado en la zona a una sierra riojana: la Sierra de la Hez, un conjunto de montañas en el corazón de La Rioja, entre las comarcas de Rioja Baja y Alto Cidacos-Alhama y Cameros y a una altura superior a los mil metros. Desde esa altura, cuando no hay niebla, las cosas se aprecian de una forma muy especial.
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