La Fundación Wellington celebró en el hotel Wellington de Madrid un coloquio con el tema “África en la encrucijada”. Un exhaustivo y profundo análisis de las perspectivas actuales, los problemas y retos del continente. El acto contó con la presencia de brillantes ponentes; José Manuel García-Margallo, exministro de Asuntos Exteriores del gobierno de España y exdiputado al Parlamento Europeo, la profesora de la Universidad Complutense y Coordinadora en la Fundación de Mujeres por África, Ainhoa Marín, y el abogado y exparlamentario europeo Javier Nart. La periodista Ana Samboal moderó el debate.
Antes de dar paso al coloquio, el patronato de la Fundación Wellington y en su nombre la presidenta Cristina Moratiel expresó sus condolencias por las inundaciones en Valencia. También afirmó que en las últimas décadas el desarrollo económico ha llegado a gran parte de la población mundial, menos en África. Las continuas guerras, la inseguridad física y jurídica, los conflictos internos, la corrupción y los regímenes autoritarios son las principales razones que explican su retraso. Todo ello a pesar de ser la zona del mundo que más ayuda al desarrollo ha recibido desde la descolonización.
La emigración a Europa es la mayor manifestación de esta pobreza estructural, que además descapitaliza aún más a los países de origen, puesto que migran las personas más cualificadas y con más iniciativa. Por otra parte, la frontera entre España y Marruecos constituye la tercera zona más caliente del mundo, por sus diferenciales de renta. El proceso migratorio ilegal es un problema que afecta muy especialmente a España por ser una de las puertas de Europa.
Ainhoa Martín manifestó en su intervención que África no es un país, “acostumbramos a tratar al continente africano como un todo, como un bloque ignorando su diversidad cultural, económica y política. Pero, es un continente enorme que está formado por 54 o 55 países, si se incluye el Sáhara”. También señaló una realidad fuertemente estereotipada, una visión sesgada que nos llega a través de los medios de comunicación: guerras, hambrunas, pobreza, violencia y corrupción. Y, por añadidura, la percepción errónea de que los africanos son mano de obra que arriesga su vida en patera para llegar a Europa.
Del mismo modo, afirmó que se trata de narrativas arcaicas que se centran en el afropesimismo, aspectos negativos que pasan por alto la complejidad y diversidad del continente. Marín considera que no se puede generalizar, “hay países que son ejemplos de democracia como Sudáfrica, Namibia, Gana o Botsuana, llevan décadas y décadas con mucha estabilidad política, pero son menos conocidos y salen poco en las noticias”. Tampoco se habla de una iniciativa del año 2018 de poner en marcha una unión económica y monetaria en África, algo parecido a la Unión Europea.
Por su parte, García-Margallo intercambió sus impresiones sobre la situación actual en el continente. Manifestó que a la hora de hablar de África hay que distinguir tres zonas que muy poco tienen que ver entre sí en cuanto a desarrollo: el Magreb, el Sahel y la África subsahariana. Asimismo, afirmó que las proyecciones demográficas prevén que la población del continente se duplique en 2050, una cuarta parte de la población mundial será africana y la edad media apenas alcanzará los 18 años. Los africanos miran hacia Europa, pero en la actualidad su destino principal sigue siendo la propia África.
El exministro advirtió también de los desafíos globales ante la situación geopolítica internacional y planteó algunas reflexiones sobre los estados africanos. Por ejemplo, comentó la lectura de un texto del iraní Hassan Abbasi, conocido como el Kissinger persa, sobre la confrontación entre Estados Unidos y sus aliados frente a China, Rusia e Irán. Un eje internacional unido por la aversión a EE.UU. y decidido a poner fin a la hegemonía de Occidente en el mapa de las tres zonas de tensión: Ucrania, Palestina y Taiwán. La reelección de Donald Trump puede reforzar esta nueva guerra fría. Todo ello sin olvidar que, en las últimas décadas, China se ha convertido en el principal socio económico de África.
Con respecto al triunfo de Donald Trump explicó la anécdota de un señor que se subió a un atril con unos folios a dar conferencia, vino una ráfaga de viento y se los llevó. Por lo que, empezó su discurso diciendo: “cuando subí a esta tribuna Dios y yo sabíamos que íbamos a decir, ahora sólo Dios lo sabe”. Aun así, García-Margallo señaló que en la agenda de Trump estarán sus objetivos de siempre: el de la inmigración, el proteccionismo comercial y el aislacionismo. ¿Cómo afectará eso a África en materia de inmigración? En su primer mandato suspendió las visitas a los países africanos, redujo el número de estudiantes que podían llegar a los Estados Unidos y tomó medidas proteccionistas.
Al hilo del debate, Javier Nart señaló las causas y consecuencias de la violencia, las guerras, el crimen organizado y el terrorismo yihadista producidas por crisis políticas, económicas y sociales. Realizó un recorrido de corte analítico-conceptual para poder comprender el funcionamiento de la sociedad y del Estado africano. En su opinión, los esfuerzos desplegados por la UE son poco eficaces y más allá de las declaraciones, no tiene una política sólida con respecto a África. “A la Unión Europea les diría que a mí me indigna la cantidad de recursos que se han empleado en hacer absolutamente nada”.