
Parece ser la frase preferida de Dña. Esperanza Aguirre, candidata al Ayuntamiento de Madrid, no sabemos si por el PP o por ella misma, ya que parece renegar de todo su entorno popular y no se fía de nadie, según dice.
En algún otro artículo ya he hablado de esos políticos ya amortizados, no por edad, como puede deducirse de las desafortunadas palabras de Albert Rivera, líder de la formación “Ciudadanos”, sino porque parecen haber cumplido y satisfecho ya su adicción al cargo público. Los nuevos “yuppies” políticos están deseando demostrar en solitario la amortización general de las generaciones anteriores que, como Dña. Esperanza, podrían mantener su “mono” político con una simple tertulia de modo altruista, aunque eso sí, sin la erótica del poder.
Retirarse a tiempo es muchas veces una victoria. Es tener la sabiduría suficiente para reconocer que hay más cosas en la vida que merecen la pena. Que el poder por el poder, es una combinación corruptora que nos puede hacer perder el sentido común y la razón, al igual que una borrachera etílica.
En el caso de la Sra. Aguirre decimos que no sabemos en nombre de quien pretende ser candidata y, sobre todo, porqué se empeña en ser alcaldesa si luego, como proclama insistentemente, no se entera de nada de lo que ocurre en su responsabilidad máxima de gobierno. Volvemos a sorprendernos de que además, su paso a la actividad privada, haya sido en calidad de “cazadora de talentos”. Resulta chusca esa función en alguien que constantemente se equivocó en formar sus propios equipos, para luego mirar a otro lado y no enterarse de nada de lo que pasaba.
Es más, el negar a sus propios compañeros de partido para salvarse ella misma, no es la mejor forma de demostrar dignidad, sino que manifiesta una postura egoísta y mezquina que, antes o después le pasará factura pues nadie se va a creer (salvo los despistados ignorantes que la jalean) que, los muchos desaguisados cometidos ante sus narices, no tenían la venia implícita de quien podía cesarlos de inmediato e incluso denunciarlos ante los tribunales. Es ahora, cuando esos tribunales empiezan a desgranar lo ocurrido, cuando Dña. Esperanza se trata de blindar con el “yo, no sabía nada…” intentando tratar a sus electores los primeros, a sus “colegas” de partido y a los demás después, como un rebaño de tontos útiles.
El último caso de la entidad —que dice tampoco conocía— “Madrid Network”, fruto quizá de esos apaños en manteles de cinco tenedores, que se permitía otorgar “créditos”, pagar consultores y mantener un tinglado extrainstitucional fuera del alcance de los controles públicos (como tantas otras parecidas), es otra nueva punta del gran iceberg de la forma tan peculiar que ha habido todos estos años de administrar lo público, el dinero de todos, ahora convertido en la deuda de todos. El rebote que hace hacia sus colaboradores, nombrados por ella misma, no lo mejora ni el mismo Nadal. Todo sea porque su imagen quede limpia e impoluta pero…, también existe la culpa de no vigilar, de no controlar todo aquello que es de nuestra responsabilidad pública y personal. No es sólo una cuestión de matiz político que se arregla con un cambio de sillón, es también una responsabilidad administrativa prevista en el régimen jurídico de las AA.PP. el perjuicio causado al Estado (a los ciudadanos) por negligencia (no enterarse) o por no querer saber.
Dña. Esperanza además está haciendo desde hace mucho tiempo un daño enorme al mundo liberal del que se considera casi la única representante. Un mundo liberal del que formó su corte personal a costa de los presupuestos públicos con cargos y prebendas de todo tipo. Un mundo liberal que aceptó esa primacía nacida de quien te proporciona un “modus vivendi” cómodo y prestigioso. Los nombres de los beneficiados, como ocurrió con San Pedro, también provocarán la negación (e incluso la indignación) de Dña. Esperanza: “yo, no lo sabía….” “¡quién lo iba a suponer…!”.
La persona que ocupó la cabecera del partido en Madrid, aparte de la mayor responsabilidad institucional madrileña durante muchos años, vuelve a la carga. Esta vez, más como candidata (casi independiente) populista que vende o trata de vender lo más castizo de su persona, Dña. Esperanza trata de convencer de su limpieza irresponsable ante todo lo ocurrido porque “ella no se enteraba de nada”. Y eso que también se jugó al espionaje interno por parte de sus manos derechas, pero claro, ella se aplicó a aquello de que, lo que hicieran esas derechas, no llegase a las manos izquierdas.
La campaña municipal madrileña se promete dura en las descalificaciones propias de quien sabe lo precario de su situación. Lo ha hecho con su adversaria más inmediata la Sra. Carmena quizá buscando con ese guiño un posible pacto municipal con otras formaciones como el PSOE o Ciudadanos. No lo ha hecho para criticar su proyecto de gestión, sino para sacar a relucir asuntos personales y familiares que poco tienen que ver con la campaña, olvidando sus propios asuntos personales y familiares que, en su caso, también pueden pasarle factura. A la pregunta de un periodista sobre éstos se limita a decir: “¡Ay, mi pobre marido…! pero no aclara porqué esa pobreza. Quizá tampoco sepa nada de lo que ocurre en su entorno familiar inmediato y entonces surge la pregunta: ¿cómo se atreve a proponerse al frente de la administración municipal madrileña? ¿o acaso es simplemente una salida de jubilación política acordada con su partido tal como se publicó en su día?
Los muchos desaciertos y despropósitos en su sobreactuación mediática son algo que sus asesores debieran considerar (salvo que sean ellos los culpables y Dña. Esperanza se limite a repetir como un papagayo, lo que ellos le dicen). No sería extraño que, tampoco en esto, no se de cuenta de algunas de las lindezas dialécticas que salen de su boca y que dejan el “populismo chavista” —como ella dice— de “Podemos” reducido a la nada. Para la Sra. Aguirre sólo existe el “populismo” propio (nada de importaciones foráneas) y sus propios “palmeros” a los que ha elegido y examinado previamente como corresponde a una buena cazadora de talentos. Por cierto ¿alguien la ha examinado a ella?