Asociación estratégica y tabúes en la relación UE-CELAC

Pedro González
Por
— P U B L I C I D A D —

Es uno de los grandes ejes de la presidencia rotatoria española, Aunque se celebre en Bruselas, Madrid aspira a que la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) relance una alianza venida ostensiblemente a menos, propulse la influencia internacional de este lado del Atlántico y permita a la orilla iberoamericana de este océano reforzar sus propias alternativas políticas y económicas.

El simple enunciado de cuestiones a abordar ha puesto alto el listón: refuerzo de la cooperación para la paz y la estabilidad a escala multilateral y mundial, el comercio y la inversión, la recuperación económica, los esfuerzos para luchar contra el cambio climático, la investigación y la innovación, y la justicia y la seguridad. La denominada Global Gateway, estrategia mundial de conectividad de la UE para volver a encauzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, está prevista en el núcleo de los debates sobre cómo garantizar una transición ecológica y digital justa sobre el terreno, abordar las desigualdades, desarrollar industrias estratégicas y construir cadenas de suministro sólidas y diversificadas entre la UE y sus socios.

Conseguir metas tan ambiciosas debería plasmarse en primer lugar en un comunicado final que dejara bien patente esa hipotética asociación estratégica renovada, y en segundo término en la correspondiente hoja de ruta para ir culminando etapas imprescindibles para su consecución.

Parece, sin embargo, que las diferencias políticas y económicas entre ambos conglomerados distan mucho de haberse atemperado. No se registran avances dignos de reseñarse en el proceso más importante, el del tan anhelado acuerdo entre la UE y el Mercosur, este último presidido en estos momentos por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Además de sus diferencias en los capítulos agrícola e industrial entre ambos bloques, Lula ha estado a punto de ausentarse del encuentro. El motivo, según fuentes oficiosas brasileñas habría sido la supuesta invitación cursada por el presidente del Gobierno español al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, para que también estuviera presente en la cumbre a título de invitado especial.

Según tales fuentes, Sánchez habría actuado como acostumbra en España, es decir, sin consultar con nadie salvo con su mismidad, lo que habría irritado notablemente tanto Lula como a su colega argentino, el presidente Alberto Fernández. El trasfondo es más grave de lo que parece, por cuanto el actual e incuestionable apoyo de la UE a la Ucrania de Zelensky no es compartido por los dirigentes de América Latina, que prefieren transitar entre los que apoyan abiertamente a la Rusia de Vladimir Putin y una estentórea abstención en las votaciones de Naciones Unidas para condenar la agresión a Ucrania o sancionar los presuntos crímenes de guerra cometidos por las fuerzas regulares o mercenarias del agresor.

Cierto es que Chile, el país con los genes democráticos más asentados, podría llegar a concluir un acuerdo con la UE antes de que finalice el semestre español al mando de la UE, y que asimismo podrían concluirse otros nuevos acuerdos bajo el paraguas de la Corporación Andina de Fomento (CAF), que pueden dar impulso a la mejor articulación y cohesión del continente. Pero, también han surgido nuevas discrepancias, especialmente con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, regímenes a los que Lula aspira a sacar de su condición de creciente aislamiento de la comunidad internacional.

Es ya un axioma que a las tiranías no les gustan los testigos. Venezuela lo ha confirmado al rechazar la presencia de observadores europeos en las elecciones presidenciales previstas para 2024. Como es habitual en los regímenes comunistas totalitarios, o bien no existe más que un solo partido, ○ bien en donde se permite la existencia de otras formaciones, se las acogota O se elimina, legal incluso físicamente, a los aspirantes con perspectivas de ganar. Es lo que ha hecho Putin con sus opositores, y lo que ha practicado la Nicaragua de la nueva encarnación de los Ceausescu, con la pareja Daniel Ortega-Rosario Murillo.

En Venezuela, la opositora María Corina Machado, que encabeza todos los sondeos para presentarse en nombre de toda la oposición frente a Nicolás Maduro, ha sido inhabilitada políticamente – ¡qué casualidad! – maniobra condenada por el Parlamento Europeo, en cuya declaración los eurodiputados muestran además su «preocupación» por la evolución del régimen venezolano. Bajo el chavismo-madurismo Venezuela tiene al 90% de la población en la miseria o en los umbrales de la pobreza, y ello pese a que casi ¡ocho millones de venezolanos! han abandonado el país mientras en las mazmorras del régimen se pudren aún 280 presos políticos.

El Europarlamento denunció en la misma sesión la represión cada vez más dura de la dictadura cubana, propinando de paso un correctivo al jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, por su reciente estancia en Cuba para normalizar las relaciones entre Bruselas y La Habana, pero evitando molestar lo más mínimo al régimen castrista al rechazar tanto encontrarse con miembros de la vigiladísima disidencia como exigir la liberación de los presos políticos. El presidente cubano Miguel Díaz-Canel, que de camino a Bruselas realizo una visita oficial a Portugal, ha contratacado denunciando a la UE, por «conducta opaca y manipuladora».

A pesar de su menor peso internacional, Nicaragua parece haber ido incluso más lejos en sus prácticas totalitarias y represivas. Además de deshacerse de sus más notorios opositores y disidentes, expulsándolos del país, despojándolos de su nacionalidad y confiscando sus bienes, el tándem Ortega-Murillo se ha revuelto contra toda organización caritativa, incluida la iglesia Católica, que cuestione su totalitarismo paranoico.

Son, pues, los gigantescos elefantes en la habitación, las piedras en el de partida de camino de una cumbre que España aspira a que sea punto una renovada relación entre europeos e iberoamericanos que redunde en una mayor prosperidad e influencia de ambos. Mantengamos la esperanza, aunque es de temer que los resultados sean muy inferiores a las grandes expectativas enarboladas.


FOTO: Visita de Pedro Sánchez a Ucrania con motivo de la Presidencia española del Consejo de la UE | Pool Moncloa / Borja Puig de la Bellacasa

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí