
A uno le chirrían a veces ciertas expresiones y palabras y ortografías que sueltan las televisiones, periódicos y revistas… Y con el debido respeto se atreve a invitar a los colegas a pensárselo más despacio antes de escribirlas.
No sabemos cómo arreglarnos con el imperfecto de subjuntivo «HICIERA O HICIESE» y el potencial «HARÍA», en versión tiempos compuestos pluscuamperfecto «HUBIERA O HUBIESE» o potencial compuesto «HABRÍA HECHO».
En la lengua latina, el imperfecto y el pluscuamperfecto de subjuntivo señalan acciones que condicionan una realidad futura, o sea que ocurren si hablamos en imperfecto y ocurrieron si hablamos en pluscuamperfecto, y dan lugar a un resultado que se expresa en potencial: SI HUBIESE VENIDO, HABRÍAMOS COMIDO JUNTOS»; «SI VINIESE DARÍAMOS UN PASEO».
Estamos aquí en una proposición condicional expresada en imperfecto, que habría acarreado lo que se expresa en la proposición principal “HABRÍA PASADO ESTO O AQUELLO». Dicho en tiempo presente; «SI HICIESE ESTO O AQUELLO, LOGRARÍA TAL O CUAL COSA»
En lengua francesa, en cambio, la proposición condicional se redacta en imperfecto de indicativo, y la condicional en potencial, en las dos variantes de imperfecto o de pluscuamperfecto.
El caso es que los franceses respetan escrupulosamente ese diferente significado del imperfecto y del potencial, pero los actuales escritores de castellano utilizan indistintamente una y otra forma: «SI YO HARÍA UN COCIDO, LE AÑADIRÍA UN SEGUNDO PLATO.» ambas en potencial.
O sea que, aclarémonos de una vez, respetemos esa riqueza de las lenguas románicas heredada del latín.
Hay otro disparate soberano que prolifera en las crónicas deportivas y se contagia en todas las demás. ¿Qué sentido puede tener hablar de «¿LA POSIBILIDAD DE METER UN GOL”, o sea meter en una misma frase sin ninguna necesidad la idea del “poder” en un sustantivo y en un verbo?
Y por cierto, calibremos con precisión el significado de posibilidad, que simplemente enuncia el producto de una acción o situación, sin referirse a si va a ser positivo y beneficiosa o no,o si también queremos expresar que esa posibilidad, ese producto, va a ser malo o no deseado. En ese caso, uno sugeriría a los escritores que sustituyan la palabra «POSIBILIDAD» por la palabra «RIESGO». «SI SALTO DESDE CUATRO METROS AL VACÍO, CORRO EL RIESGO DE ROMPERME EL PIE», «SI ME TURO AL AGUA SIN SABER NADAR, ME ARRIESGO A AHOGARME» o «CORRO EL PELIGRO DE AHOGARME» ¿No les parece mejor?
Y bueno, cuando se trata de aventurarse en la transcripción de relatos o reflexiones entre el castellano y el euskera, o el castellano y el catalán o l simplemente el andaluz y el riojano de pueblo pueblo, es el «despelote» que dice el castizo ese venezolano…
Porque por estos lares ya no sabe uno si Vizcaya, forma castellana, debe ser sustituida por «Bizkaia» su forma euskaldun, o si hay que escribir vizcaíno (algunos escriben vizcaino, que es como se suele pronunciar, con diptongo ai), o Bizkaino sin acento, o bizkaíno con acento Y viceversa, menos preciando la escritura euskaldun escribimos un texto con ortografía castellana…
Pero doctores tenemos en nuestras academias que sabrán corregirnos en otros muchos detalles. Y uno invitaría a los tales doctores a aleccionarnos para mayor gloria y brillo de la lengua de Cervantes.