Arte palestino en Madrid y Córdoba pese a la guerra

Quince artistas originarios de Gaza, Cisjordania y Jerusalén exponen sus obras en las sedes de Casa Árabe en Madrid y Córdoba

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— P U B L I C I D A D —

Ni Hamás es Palestina ni los palestinos son terroristas. Es una distinción fundamental, no siempre respetada por los medios de comunicación, cuyos errores en este aspecto pueden inducir a la opinión pública a una dañina amalgama. Es, pues, encomiable que Casa Árabe haya decidido mantener en sus salas de exposiciones de Madrid y Córdoba la muestra dedicada a quince artistas palestinos, jóvenes talentos que componen una nueva generación que ¡ójala no se malogre! 

El título de esta es “Tadafuq”, que significa fluir, en referencia al caudal de creatividad que emana de esta nueva generación de artistas palestinos. La muestra nos descubre a gazatíes como Amal al-Nakhala, Mahmoud Alhaj, Shereen Abdelalkareem, Moayed Abu Ammouna y Rehaf Batniji; otros que proceden de Cisjordania y Jerusalén Este, como Nour Elayan, Dua Omari, Lara Salous, Saja Quttaineh, Hiba G. Isleem o Christina Qahoush. A ellos se unen artistas que emergen de la diáspora, como Michael Jabareen, Motasem Siam, Fuad Alymani o Myssa Daher. 

Es evidente, y así lo manifiestan todos ellos, que su denominador común es el impulso de su resistencia frente a un contexto opresivo. A partir de ahí, cada cual emplea su propio lenguaje artístico, lo que el comisario de la exposición, Nicolás Combarro, califica de relatos pluridisciplinares, para expresar las complejas circunstancias a las que se enfrentan como individuos y como colectividad. 

La diversidad de la creación contemporánea palestina se manifiesta no solo a partir de las diferentes regiones de donde provienen, sino también de la fecunda diáspora artística, que permanece excepcionalmente activa fuera de los territorios palestinos. Y conviene también resaltar que este proyecto se enmarca en el programa europeo conocido como European Spaces of Culture, e impulsado por el Consulado de España en Jerusalén, el Instituto Francés en Palestina y el British Council en los Territorios Ocupados. 

Las obras de estos quince artistas, seleccionados entre más de un centenar de candidatos, comparten la misma necesidad de contar, de contarse, de enfrentarse a la omisión y a la hipocresía. La generosidad, la sinceridad, el ingenio y la poesía de sus relatos también constituyen una acción contra el olvido. 

Son tiempos convulsos, de guerra, con sus dramas y tragedias, que inevitablemente afectarán a estos artistas como también a sus compatriotas, y, por ende, a todos nosotros, cuando menos por el alcance global de sus efectos.  Pero, más allá de esta era trágica, quedará la huella del arte, de la cultura, al fin y al cabo, lenguaje universal que trasciende el tiempo y las miserias que les (nos) ha tocado vivir.  

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