La carta

Por
— P U B L I C I D A D —

Hay que reconocerle al presidente del gobierno actual, la gran habilidad que tiene para sorprender al “respetable” público. Como buen prestidigitador que es sabe mantener a los españoles en continuo asombro de sus facultades para decir o hacer una cosa y la contraria al mismo tiempo. Cosas muy propias por otra parte de ese PSOE tan desnortado como su pareja de baile ideológico: el PP, ambos metidos de hoz y coz en las “agendas” globalistas internacionales.

El primer PSOE tutelado e instruido desde más allá de nuestras fronteras, no era una excepción: “OTAN de entrada NO” inicial, versus “OTAN, SÍ” posterior, es el ejemplo más claro de ser “antes socialista que marxista”. Que se lo digan a Pablo Castellanos, Gómez Llorente, etc. cuya coherencia ideológica, chocaba con el pragmatismo del acceso al poder para, entre otras cosas, seguir la senda socialdemócrata diseñada por EE.UU. para las políticas europeas, puesta en marcha por el anterior régimen político en el “Fuero de los españoles”: una reacción contra el capitalismo liberal y el materialismo marxista”.

El sistema político de la llamada “Transición” estaba formadoya con esos mimbres a través de los incipientes y artificiales partidos políticos que fue preciso montar, regular, ordenar y financiar para cubrir el pluralismo político que exigiría la Constitución del 78 en su artº 1º, pero en su base casi todos fueron respondiendo a las mismas características: socialdemocracia o “estado social y democrático de Derecho” del mismo artº 1º conocido como “centro” político que respondía a una idea ya superada desde años atrás en la etapa anterior.

En el “turnismo” preestablecido (o “predeterminado” como dirían nuestros cachivaches tecnológicos) el poder estaba en ese centro de partidos coaligados bajo las siglas UCD con miembros del antiguo régimen junto a otros que pretendían singularizar ideologías llamadas a desaparecer ante la firmeza constitucional de la socialdemocracia y mantenidas sólo como parte de la escenografía. Así UCD tuvo un presidente socialdemócrata (consecuencia del antiguo “movimiento”) e hizo políticas socialdemócratas. El PSOE por su parte estaba preparándose para el relevo con la nueva generación tutelada por USA.

Pues bien, me he extendido un poco con los antecedentes de nuestro sistema político actual, para entender el nuevo golpe de efecto del actual presidente de gobierno y secretario general del PSOE, ante la aparición de situaciones que le llevan más o menos directamente a responsabilidades políticas y judiciales. El llamado “caso Koldo” que ha afectado a dirigentes del partido en la adquisición de las célebres “mordazas” o “mascarillas” sanitarias durante una pandemia que todavía nadie ha explicado o, por el contrario, se deja a la libre interpretación de unos ciudadanos con sus derechos constitucionales afectados, pero mansos y dóciles ante cualquier relato que los medios de comunicación del régimen (financiados por el mismo) quiera contarles. El miedo irracional es una de las características psicológicas sociales de hoy día.

En pleno “tsunami” del PSOE las olas han ido creciendo en fuerza e importancia, ante la sospecha de que la situación política y sanitaria hubiera sido el caldo de cultivo ideal para ese “pragmatismo” político que parece ha llevado la gestión de contratación o adquisición de servicios por derroteros un tanto peculiares que los tribunales de Justicia deban aclarar y resolver. Altos cargos políticos y administrativos están en el ojo del huracán que comienzan a girar en citaciones mediáticas y judiciales, en un bucle de consecuencias que hay que ir desenredando. En ese lío aparecen incluso figuras familiares tan habituales en el mundo de la política actual que se supone son de confianza del poder que nombra y quita cargos. Un poder del que es cómplice buena parte del mundo corporativo por simples cuestiones del dichoso “pragmatismo”.

Había que hacer algo para desviar la atención. Y apareció la situación fiscal (tan socorrida) de la pareja de otro cargo público. Una cosa que, al parecer, hasta entonces nadie conocía o que convenía guardar para su utilización a conveniencia. Los titulares de los medios cambiaron de pronto. El caso del PSOE se iba de la primera página y era sustituido (a pesar de su menor importancia) por el caso de carácter administrativo de un particular pendiente de su resolución final ante los tribunales económico-administrativos.

Pero, las brasas del caso “Koldo” volaban en el aire e iban prendiendo en otros nombres y situaciones, implicando directamente a la esposa del presidente en el “tsunami” y arrastrándola hacia las comisiones de control parlamentario o a la apertura de diligencias previas ante los tribunales. El caso saltó fronteras y provocó sobre todo en el mundo calvinista anglosajón ronchas de vergüenza. Los medios internacionales eran replicados por diversos países poniendo en evidencia a la propia UE y a la gestión de fondos europeos.

Sonó el redoble del tambor en el circo montado y, de pronto, como en un juego de manos, apareció la carta del presidente anunciando su posible dimisión en unos días y relacionando su renuncia con la situación de su esposa. Un gesto sentimental y emotivo que se supone moverá al personal de nuevo para apoyar al presidente, como está sucediendo para provocar su continuación (hay muchos intereses e interesados en el juego). Pero, tal involucración personal en un caso que se dirime ante los tribunales sólo ha venido a enredar unas cosas y otras, lo puramente judicial o administrativo, con lo personal, poniendo aún más en evidencia la posible relación, teniendo en cuenta la existencia de caminos institucionales para una simple dimisión por cualquier motivo (cansancio, hartazgo de buscar apoyos y sus consecuencias, etc.) y la convocatoria de nuevas elecciones.

La carta es sobre todo un aldabonazo para quienes dependen de él directa o indirectamente en cargos, sueldos, subvenciones y privilegios públicos (que son cada vez más en el sistema clientelar en que se ha convertido la política) pero también es un recurso emocional tan hábil como los que se estudian y ponen en marcha desde la ingeniería y manipulación social. Funcionará sin ninguna duda.

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