Cuestión de agendas

Por
— P U B L I C I D A D —

La convocatoria de elecciones en Castilla y León vuelve a colocar sobre la mesa la verdadera cuestión que se dirime en las urnas: las agendas políticas de los partidos principales. Mientras el elector continúe cayendo en la trampa de las supuestas “derechas” e “izquierdas”, estará equivocándose con su voto.

En estos tiempos lo que se viene dirimiendo son dos formas de sociedad o de organización política y social de los seres humanos: la que los “cosifica” y hace de ellos una nueva forma de esclavitud al servicio de poderes difusos y las que los reafirma en su condición de soberanos: la primera es un totalitarismo de carácter global, servido por gobiernos-títeres, la segunda es la democracia real donde el poder resida en el pueblo.

En España, desde hace ya tiempo, se van perfilando ambas posiciones. La primera de ellas en torno a un pensamiento único de tinte socialdemócrata, pero de base capitalista y la otra recuperando la soberanía nacional perdida ya en esta contienda, la dignidad, los valores y los principios que dieron lugar e hicieron posible la cultura y la civilización. Son dos fuerzas que, desde mediados del siglo XX, empezaron a medirse en forma desigual. La primera como oligarquías surgidas del mundo del dinero con sus muchas ramificaciones e intereses particulares dominando sobre todo el mundo de la propaganda. La segunda intentando defender vidas, libertades, culturas y derechos de los muchos ataques, golpes y violaciones que los “sistemas” impuestos por los primeros realizaban en el mundo occidental, amenazando con una metástasis global.

Durante la campaña electoral de la presidenta de la Comunidad de Madrid, el lema era “socialismo o libertad” o, lo que es lo mismo: sometimiento resignado o libre capacidad de decidir. Su triunfo es que sonaba a verdad, que no estaba impostado, que creía en lo que decía. En las elecciones de Castilla y León por el contrario, se intentó hacer una burda copia ficticia que nadie se ha creído y por eso el triste resultado del PP con un candidato sometido a la agenda que le ordenaban defender: la misma que el PSOE, Ciudadanos, Podemos o el propio PP, la que surge de los verdaderos poderes mundiales económicos.

Jean Paul Sartre, en su obra dramática “Las moscas”, pone en boca de dos de sus personajes (el dios Júpiter y el rey de Argos, Egisto) el siguiente diálogo sobre el poder:

—Júpiter.- Somos parientes, yo te he hecho a mi imagen. Un rey es un dios en la Tierra. Los dos hacemos reinar el orden. Tú en Argos, yo en el mundo. Y el mismo secreto nos pesa en el corazón…

Egisto.- Yo no tengo ningún secreto.

Júpiter.– Sí el mismo que yo. El doloroso secreto de los dioses y los reyes: que los hombres son libres. Son libres Egisto. Tú lo sabes, ellos no.

Egisto.- Si lo supieran incendiarían mi palacio. Hace quince años que hago teatro para disfrazar su poder.

Júpiter.- Y yo también hace cien mil años que bailo ante los hombres…. Egisto, hermano mío, en nombre de este orden a los que los dos servimos, yo te mando: apodérate de Orestes.

Egisto.- Dios todopoderoso… ¿a qué aguardas para fulminarlo?

Júpiter.- Egisto, los dioses tienen otro secreto. Cuando la libertad estalla en el alma del hombre, los dioses ya nada pueden contra ese hombre.

Siguiendo esta línea, “Tiempo Liberal” adoptó en su fundación el lema “Nihil prius libertate” (nada antes que la libertad), y lo probó a lo largo de su actividad desde el año 2005, convocando a esos ciudadanos en cuya alma hubiera “estallado la libertad” (tanto colectiva como individualmente), a esa gran tarea hoy más urgente que nunca, de defensa y expansión de la misma.

En la “Visión quántica del Universo” (1967), el economista francés Jacques Rueff dice: “Hoy, entre la teoría de los quanta que sostiene el edificio de la era atómica y el pensamiento de los economistas y filósofos marxistas o tecnócratas, parece que haya una distancia de siglos. ya no hablan la misma lengua. Ya no tienen una idea común”. Hace mucho que el simplismo de las supuestas “derechas” e “izquierdas”, huele a rancio. Pero sobre todo no puede (ni sabe) dar respuesta a los requerimientos de la vida real de las gentes, tal como está sumida en un estercolero de propaganda y de adoctrinamiento mediáticos. Cuando su necesidad de “creer” en algo, es sometida a confusas religiones, teorías y dogmas servidos por una tecnología “ad hoc” y en lugar de la convivencia pacífica se busca el enfrentamiento hegemónico entre las gentes, estamos acercándonos a la destrucción total y a la distopía futura.

De las convocatorias electorales debemos aprender que, en estos momentos, se reducen a lo siguiente:

  • a) Votos comprados a través de los presupuestos públicos, que conllevan intereses particulares y partidarios (son las mayorías).
  • b) Votos de quienes pagan la fiesta de la compra del voto (son los de las minorías estrujadas por toda clase de requerimientos para cubrir los gastos), además de toda clase de tasas directas o indirectas.
  • c) Votos de los afectados por el adoctrinamiento mediático (son los de aquellos que, como el avestruz, prefieren esconder la cabeza, no pensar y no saber).

Del censo electoral en Castilla y León casi un 40% se ha abstenido de acudir a las urnas por unas u otras razones. Sus opciones eran parecidas: un PSOE de clientela fija (a pesar del manifiesto desviacionismo político en favor de los ricos) y un PP haciendo seguidismo de lo que llaman “progresismo” en las “agendas” de la plutocracia mundial y del globalismo (creyendo ingenuamente conseguir votos de sus contrarios). Frente a ellos los que no se resignan a olvidar su propia historia, a perder su cultura, a destruir su civilización, a estar sometidos y esclavizados por poderes espurios. Como decía Benedetti: “al final, hay que elegir”. Es sólo cuestión de “agendas” no de idearios.

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