A ningún lado

Hacia ningún lado
Por
— P U B L I C I D A D —

A ver, que poco más o menos esto ya se veía venir la noche del 26 de junio del año pasado, cuando las urnas iban escupiendo los resultados de las elecciones generales de la XII Legislatura, lo que algunos vinieron en llamar “la segunda vuelta” de las del 20 de diciembre de 2015: con semejantes mimbres, ni hacíamos un cesto, ni, mucho menos, hacíamos ciento. Lo más nos hacíamos un pan como unas hostias. Y así va siendo.

El Gobierno va, en las votaciones del Congreso de los Diputados, de derrota en derrota hasta la victoria final, que —un suponer— llegará cuando a Mariano se le hinchen las narices, tire por la calle de en medio y convoque, más pronto que tarde, nuevas elecciones, porque así no vamos a ningún lado.

Primero fue la paralización de la LOMCE, luego la instancia al Gobierno a paralizar la Reforma Laboral, la negativa a reabrir Garoña, el rechazo del decreto de la estiba y ayer, sin ir más lejos, la derogación de la llamada —por quienes así se sienten por una ley democrática, que no es mi caso— Ley Mordaza.

Suma y sigue. Y a esperar a la siguiente patada al PP en el culo de España. Con esos bueyes hay que arar; hasta que se decida sacrificarlos y que los españoles nos dotemos de un tractor.

Si a la previsible oposición a todo de los echados al monte, ya sean los altos de Monserrat, ya la tundra siberiana, unimos el ensimismamiento socialista para nada que no sea sus disputas internas (“es que si luego gana Pedro…”, te dicen), y la ninguna fiabilidad del Niño Maravilla devenido en Grulla Veleta, esto no hay por donde cogerlo.

Veremos lo que pasa el mes que viene con el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales que el Gobierno tiene previsto aprobar el último viernes de marzo, porque para mí que no pasan del debate a la totalidad, el primero que se produce en el tiempo en su trámite parlamentario.

Y, fíjense, esa sería la única virtualidad de elaborar unos Presupuestos Generales ahora, para 2017, cuando tenemos prorrogados para este año ya los de 2016: que fueran devueltos al Gobierno a la primera de cambio (“really easy”: una enmienda a la totalidad del PSOE, apoyada por todos los demás menos, quizás, Ciudadanos, y vaya usted a saber si el PNV y dos canarios flauta, que creo que no), y de esta forma Rajoy tuviera excusa para convocar elecciones: “así no hay quien pueda”. Y en noviembre —si no antes— o a las urnas, o a ninguna parte.

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