La política profesional

Por
— P U B L I C I D A D —

A veces uno desea que lo mucho de que se habla en un tiempo determinado de nuestra vida y de lo que se hacen eco los líderes de los partidos que nos representan (supuestamente) en el Congreso, se materializara en los programas electorales que esgrimen dichos lideres en las campañas electorales, aunque ya se que dichas campañas, en las últimas elecciones, han quedado reducidas al postureo, como si de Un Gran Hermano se tratara y todos, antiguos y advenedizos rivalizan en dar la imagen más agradable hacia el electorado, de capacidad y mucho menos de inteligencia ni hablamos, y brilla por su ausencia las dotes de gestión, porque en definitiva de eso se trata, de dotes de Gestión, que no es poco, desde el saber estar, hasta el último detalle del saberse rodear.

Y digo esto, a modo de preámbulo para centrar (que bonito adjetivo), este artículo (agradecido lector que ahora lo lees), en el tema de la profesionalidad o no de Sus Señorías, es decir, de los potenciales candidatos a Diputados o Senadores. Pues bien, después del famoso 15M, mucho se dijo al respecto de que si los políticos se tenían que dedicar en exclusividad a la política, que si las listas tenían que ser abiertas, esto inclusive lo estudio hasta el propio Partido Popular, que si todo se debía aprobar Asambleariamente, esto sobre todo lo pedían los mas radicales de la izquierda. Pues bien, hete aquí, que iniciada la campaña electoral y con las listas configuradas, nadie ha dicho ni pío de tal causa, como si no hubiera existido y en los programas electorales o aparece de redondón o sencillamente ni mención.

Eso sí, se va a poner una placa conmemorativa del 15M, es decir, que dicho movimiento ha fallecido, ya sabemos que en este país las placas se las ponemos a los difuntos.

En mis años juveniles milité en la UCD y posteriormente en el CDS, motivado sin duda, no solo por su ideario que era atrayente si no por sus líderes y entre todos, El Presidente, porque no nos confundamos, Presidente solo ha habido uno, desgraciadamente en pasado, Adolfo Suárez. En aquellos años de gallardía juvenil tuve la posibilidad de codearme con dirigentes políticos que se habían curtido en mil y una batalla de la Transición, y yo uno más entre ellos y puedo asegurar que solo un mínimo 10% de los mismos eran políticos profesionales, el resto provenía del sector privado, es más seguían en el sector privado, arquitectos, médicos, economistas, y por supuesto Abogados, y ello no era impedimento para que desempeñaran sus cargos en «la res pública» con honor y dignidad, sin dejarse llevar por la apropiación indebida, que no otra cosa es la corrupción, aunque para ello tengas que realizar malabarismos circenses de carácter jurídico.

¿Por qué eso era así? Muy fácil: porque había una formación de quien ostentaba el cargo y sobre todo unos principios morales, o solo esto, pero ya era bastante.

Una tarde noche, estando en la pequeña cafetería de la que disponía el CDS en su sede de la c/ Eduardo Dato, en animada charla con varios compañeros, entre los que cabe destacar a Abel Cádiz (que fue Presidente de la UCD de Madrid), debatíamos sobre la iniciativa del PSOE, a la sazón gobernante de las Españas con Felipe González al frente, sobre la profesionalización de la política y exigencia por lo tanto de que los Diputados fueran eso, profesionales con dedicación exclusiva; es decir, concluimos los allí presentes, quieren convertir la política, mas si cabe, en personas sin criterio, apesebrados de partido, opositores de pasillo, lisonjeros de lideres y en operadores de fortuna política sin criterio alguno que se deben a las instrucciones del portavoz del Grupo y cuya única exigencia es tener buena vista para ver si dicho portavoz, desde la segunda fila del Congreso levanta un dedo, dos o tres, para saber cual es el sentido del voto a realizar; ojo que alguno se ha equivocado al pulsar el botón en cuestión.

Y si encima te cae un cargo aunque sea mediático como un Ministerio no está nada mal, los ministerios no son malos lugares para fracasar y de esto hay testimonios para hacer una enciclopedia.

Qué envidia la votación del Parlamento Inglés donde hubo libertad de voto sobre si Inglaterra debía bombardear posiciones del ISIS o no, y como hubo Laboralistas que votaron lo mismo que los Conservadores y no paso nada. Aquí eso sería impensable y si alguien lo hace se juega el repetir en las próximas no sin antes ser tildado de ser un verso suelto.

En la legislatura finiquitada, solo el 11% de los dirigentes del PP y del PSOE provenían del sector privado, apareciendo en primer lugar los Abogados y solo el 21% de los políticos ha pasado por el sector privado, el resto funcionarios, o vaya usted a saber. Por qué, porque tiene lo que se llama dispensabilidad, es decir, que luego te vuelves al puesto en la Administracion que antes desempeñabas y santas pascuas, díganselo eso a un profesional autónomo, a ver a donde se vuelve.

Nadie ha querido meter mano a la cosa, por qué, muy sencillo, los líderes manejan mejor a la tropa, o acatas o a la calle, bueno no, a la dispensabilidad o a un ministerio… a fracasar.

En estas elecciones se ha dado un paso más en la profesionalización de la política, lejos de intentar evitar eso, la profesionalización y que la misma se nutra de profesionales y gente del pueblo venidera del sector privado, se va mas lejos, se pretende acabar con la supuesta gerentocracia si es que la ha habido, es decir paso a los jóvenes, desde luego faltaba más, pero sin necesidad de echar a los que tienen mediana edad y mucho menos a los mayores que no ancianos porque muchas pueden ser sus recomendaciones basadas en la experiencia de lo vivido, sobre todo en cuanto a prudencia y mesura se trata. Señores que la antigüedad es un grado, y no solo en la extinta mili, en la vida civil también.

Deberían recordar los políticos que uno de los males de nuestra Democracia es la falta de conexión de ellos con el Pueblo y eso se soluciona no creando cotos manejados al arbitrio de unos pocos dentro del encapsulado de los partidos, sino abriendo de par en par la casa de todos, es decir, las instituciones que nos representan y no solo abriendo las puertas los días del festejo constituyente, si no posibilitando de forma clara y transparente la participación de todos.

Recordemos a los políticos (profesionales) las palabras de Cesar hablando a su hijo: «…tus defectos como hijo son mis fracasos como padre». Versus: los defectos de la democracia son los fracasos de los políticos.

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